La casa, el pueblo, la comida, la Cerdanya.... todo genial. Pero lo mejor, el trato que nos ofreció el dueño. Hicimos un curso de esquí de montaña con Ferran, guía de alta montaña y responsable de la cal Sams. Aprendimos y disfrutamos como niños y después descanso merecido en su casa. Excelente!!